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¿Y si nos ganáramos el mundial?
Por: César Dussán
@cedussan
Durante un mes Colombia Será otro país, llega el Mundial de Fútbol y desde ya la afición está buscando las maneras de arreglárselas para no perderse cada uno de los partidos. El primer duelo contra Japón , y el tercero contra Senegal, ya preocupan a muchos por el horario mañanero y que caen en días laborales. Algunos ya están buscando la manera para faltar al trabajo y no quedar afuera del bus de la alegría que trae generalmente este tipo de eventos.
Otros son más optimistas y ya analizan los posibles rivales de la selección si clasifica en un grupo que para unos puede ser fácil, y se han animado a construir el camino de la selección para llegar a la final.¿Será inglaterra o Bélgica? Luego, ¿Brasil o Alemania? Y ¿ por qué no un Argentina o Francia? Tras el sorteo el optimismo de los colombianos ha ido en crecimiento y de todo se ha escuchado.
Soñar no cuesta nada. Y menos en un país que históricamente ha vivido muchas decepciones en el fútbol y que sus logros internacionales son contados con los dedos. Casi siempre perdemos los partidos importantes o contra rivales de más peso, una ‘espinita’ que aún tenemos clavada y que el día que no la podamos sacar , nos volveríamos locos. Pero ¿qué tal si nos ganamos el mundial?¿ cómo asimilaríamos semejante suceso?
Pitazo final, Colombia campeón del mundo. Hay que empezar por la celebración, después de seis partidos festejando, no hay septimo malo. El frenesí popular está a la orden del día, los abrazos, empujones y embutidas de licor en la cabeza o en la cara, el desorden se toma todos los lugares que ha albergado a esos aficionados que se mueren por hacerse sentir. Mientras tanto en la televisión se ven a los jugadores intentando raparle el trofeo a James en medio de la vuelta olímpica en donde ‘el Cole’, ‘ el Pulpo’, ‘doña Leopo’ la lideran con un ‘sandungueo’ de cadera que se roban las carcajadas de algunas celebridades allí presentes.
La fiesta se ha trasladado a las calles. Tras un consumo importante de licor, la multitud rompe los protocolos y se tomas las principales avenidas de las ciudades. Se ganó y punto, lo demás vale un carajo.Actitud que empieza preocupar a las autoridades, ya que es difícil mantener el control sobre una multitud que empieza a ver los efectos de los consumos en exceso.La speleas, saqueos y algunos robos en medio del desorden están a la orden del día.
Momento ideal para que el ‘jet set’ político también se suba a esta chiva rumbera. En medio del furor, el presidente Juan Manuel Santos, algunos de sus ministros y senadores de confianza como Roy Barreras y Armando Benedetti salen a darle la cara al país. En medio del jolgorio y de un optimismo algo sobreactuado, dan mérito al triunfo de la Selección, aprovechan para darse cepillo y asegurar que este título es el resultado de sus programas de gobierno y que son ejemplo para el mundo. Ante tan halagadoras frases, también sacan provecho para decretar un par de leyes que afectarán el bolsillo del ciudadano de a pié, pero ellos en medio de su ‘rasca’ poca atención han prestado. El golpe llegará con la resaca.
El histórico día ha terminado, pero la celebración debe continuar. Ser campeones mundiales lo amerita. Mientras los héroes son esperados en el aeropuerto, los comerciantes hacen de las suyas y ponen a la venta todo tipo de productos de la selección. Que los muñecos cabezones de Pékerman , que el Yerry Mina bailarín, que los afiches con las mejores jugadas del mundial, que los ‘busitos’ capota para las mascotas con los colores de la bandera. Mientras tanto en la televisión, los periodistas van a la casa de los familiares de los jugadores a esculcarles la ropa y metérseles en la cocina a ver qué hay de raspar.
Llega el equipo, la caravana de seguidores es apoteósica. Los jugadores se disponen a todo tipo de homenajes y condecoraciones en la Casa de Nariño, ministerios, canales de televisión, emisoras radiales y cual empresa se anime. Los nuevos campeones no ocultan sentirse halagados por los gestos de cariño y agradecimiento por parte del público colombiano. Hasta algunos líderes religiosos son más osados, y sacando provecho del momento, proponen que sean beatificados o santificados. Un ‘San Stefan’, un ‘San Armero’ o un ‘San Chará’ serían los líderes perfectos para una iglesia que necesita recuperar muchos de esos feligreses que han perdido su fe.
Ante tantas muestras de cariño, los jugadores ya empiezan a sentirse incómodos y algo fastidiados por el exceso de ‘lambonería’ y ‘melosería’. La vida empieza a tomar un rumbo muy diferente para los futbolistas, Pékerman se curó en salud y prefirió regresar rápidamente a la Argentina, pero los que se quedaron han tenido que vivir el suplicio de una afición que no supera lo sucedido.
A teófilo se le complicaron las idas por la bolsa de leche y los $2.000 pesos de pan para el desayuno debido a que la gente no deja la puerta de su casa y en medio de gritos y vallenatos a buen volumen y lo siguen arengando.Yerri Mina extraña su salida a los bares en donde ponen buena salsa, la única oportunidad que tuvo de ir a celebrar no pudo ir a bailar uno de esos ‘ ras tas tas’ que menea cada vez que se hace un gol, la gente no paraba de ofrecerle licor y otros más tomados se animaban a mostrarle sus descoordinados pasos.A james se le ha complicado ir a pagar los servicios. Aunque no necesita hacer filas para dichos trámites, ya que el primero en la fila no duda en cederle el puesto, su salida es más tortuosa ya que la gente no para de abrazarlo,tocarlo, y de halarle la camisa… halarle la camisa…halarle la camisa.
De repente, siento leves empujones y que tiran de mi camiseta sútilmente, despierto algo asustado, y es el jefe quien pregunta por mis dulces sueños en pleno horario laboral: mínimo debe estar imaginándose pendejadas y el informe nada, me dice. Se disculpa por interrumpirme la siesta y recuerda lo colgado que estoy con los trabajos pendientes. Un ratico que despierta la ira del patrón y pone en riesgo mi permiso para faltar el día que la Selección juegue contra Japón en un par de días.
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