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¿Qué pasaría si estuviéramos marcados por un código de barras?
Por: Nicolás Rodríguez CH
Si los humanos estuviéramos marcados con un código de barras , el mundo sería más organizado porque cada individuo tendría claro su lugar, origen y finalidad en la vida porque este sello, que se le imprimiría en la nuca como yerra de ganadería, les permitiría marchar tranquilos y a tiempo desde el establo al matadero.
Si la gente estuviera etiquetada con un código multifilas,continuo, de longitud variable ya alta capacidad de almacenamiento de datos, el mundo sería como un gran almacén de zapatos organizado por talla, color y funcionalidad y la humanidad una máquina automatizada y milimétricamente sincronizada, donde todos los componentes se engranan precisos bajo el halo vigilante de la luz infrarroja.
Desde su nacimiento, cada espécimen humano estaría marcado en la piel con un código bidimensional, como una suerte de iniciación en el mundo de los vivos donde el sistema , por medio de líneas paralelas de distinto grosor y espaciado , revela información fundamental del individuo y permite monitorearlo y controlarlo con precisión desde su primera bocanada de aire hasta su caducidad.
Este código sería como la evolución tecnócrata y aburrida de los antiguos tatuajes tribales que, en vez de marcar raíces y orígenes y designar amores, aventuras y desventuras como lo hacían estas figuras milenarias, indicaría los componentes del espécimen, compatibilidades,fecha de fabricación y número de lote.
Sería la única religión, el nuevo evangelio donde el sistema es el de dios que todo lo ve y todo lo sabe, y porta una poderosa pistola laser lectora de códigos de barras, con la que de un solo disparo revela destinos y castiga errores y desvíos.
Un mundo en el que cada espécimen se cataloga y etiqueta de forma única,global y no ambigua y conoce su camino, destino y posición exacta en la cadena logística de la vida. Por lo tanto no existirían la confusión y la duda porque todos sabrían de dónde vienen y para dónde van. No habría arribistas ni estafadores porque el tatuaje de su nuca no les permitiría mentir, y los hombres o tendrían amantes porque sus compras de joyas, lencería,cuentas de hotel y todas sus transacciones adúlteras quedarían registradas y los delatarían con sus mujeres.
No habría ni ladrones ni delincuentes porque la todopoderosa y omnipresente luz infrarroja dl lector del código los perseguiría hasta el último rincón de la tierra y los capturaría para que el implacable sistema castigue sus pecados.
Desaparecerían la guerra y el crimen, el adultería y la violencia, pero también se acabarían los sueños y las ilusiones porque si todos tuviéramos un código de barras tatuado en la nuca no sería posible soñar ni imaginar.
En este mundo, no nacerían más Usaines Bolt ni lioneles Messi porque si se conoce utilizar el talento para desafiar las fuerzas del destino, a ningún loco se le ocurriría dejar huella y convertirse en una leyenda, porque la existencia sería una línea plana donde los autómatas recorren, sin adelantar ni atrasarse, el largo trayecto entre la partida y la meta.
No se formarán más Nelsons Mandela, Malcones X ni Fideles Castro porque en el mundo del código, automatizado y perfecto, nadie se atrevería a romper el status quo y la posibilidad de que alguien intente desafiar el orden establecido sería igual a cero.
Desaparecerían el amor y los sentimientos porque los hombres serían seres programados y fríos, como robots sin corazón cuya única motivación es engranarse en la máquina de la vida y obedecer ciegamente al incuestionable mandato de láser rojo.
En este mundo, los pobres estarían controlados y sus favelas y tugurios permanecerían pacíficos y silenciosos, y los ricos brindarían y reirían tranquilos en sus palacios y castillos porque gracias al código de barras y su orden absoluto, por fin, todos tendrían claro su lugar en el mundo.
Sería un mundo tediosamente perfecto.
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