• Skip to content
  • Skip to secondary menu
  • Skip to primary sidebar

mallpocket.com

domingo, 17 enero - 2021

Header Right

  • Revista Secciones
    • Central
    • Ctrl+Alt+Supr
    • Opinión
    • Password
    • Placard
    • Plazoleta
    • Shuffle
    • TimeCode
    • Spotlight
    • What if
  • Edición Nº 50Fútbol-era/ Mayo 2018
  • El Parche Las mentes de MP

Siguenos en:

Siguenos en Facebook Fútbol en Instagram para ti Siguenos en Twitter Siguenos en Behance
Mostrar menu
  • Actualidad
    • Noticias
    • Eventos y Concursos
    • Virales
    • Datos Cocteleros
  • Editorial
    • Crónica
    • Entrevistas
    • Ficción
    • Reportaje
  • Gráfico
  • Educación
    • Becas y Convocatorias
    • Inscripciones
    • La U
  • Blog
    • “1, 2, TIC” – Wilson Escobar
    • “Básicamente” – Camilo Márquez
    • “Cinenfermos” – André Didyme-Dôme Fuentes
    • “Temazo” – Jorge Asmar
    • “Top Mode” – Sandra Franco
    • “Intemporal”

El misterio escatológico de la verdad

31 octubre, 2017 by Jorge Castillo Leave a Comment

Twittear

[URIS id=6892]

Por: Tomás Niño Paredes

@tomaco2000

Si todos dijéramos siempre la verdad, qué sencillo sería el mundo. Los días entre semana serían un bálsamo para el aburrimiento del sábado y domingo. Salir de casa y responderle a quien lo salude – Qué día tan infeliz – En vez de buenos días, sería único. Decirle a la persona que está al lado en el transporte público – Permiso, señor, no quiero estar cerca de usted porque huele a mierda – Y que él responda – No me puedo correr, mi amigo, no hay espacio y disculpe el olor, aunque me alegra el que usted también use la misma fragancia – Sería un postre de dioses ¿Se imaginan?

Los moralistas serían felices. Los abuelos y papás que acusan la importancia de decir siempre la verdad, estarían en su gloria, porque claro, ellos siempre la han dicho. Las escenas comunes de comidas serían sencillas, tal y como esta. El padre preguntaría a sus hijos qué han hecho, a lo que uno respondería. – Tocarme, viendo los programas de televentas porque en esta casa no hay internet –. La niña diría – fumar bareta a lo que marca y explorar la anatomía con mi vecina –. El viejo, ubicado en la cabecera de la mesa asentiría aprobando lo escuchado y engulliría un pedazo de yuca sin pronunciar palabra. Al final de la cena, se levantaría lánguidamente, y pronunciaría con restos de comida en la jeta – El domingo vamos a misa para que le digan eso al cura y aprovechamos para que su mamá le cuente lo que hemos venido haciendo estos últimos días – Después, todos continuarían su camino.

¡Qué hermoso sería el universo! Todos tendríamos el derecho de mandar al carajo a quien quisiéramos, con tacto y delicadeza, como les gusta a tantos. No necesitaríamos el licor o las drogas para sincerarnos, expresarse sería natural. “Pero qué fiesta tan de mierda la que has hecho. La próxima mejor no me invites y si lo haces, te mandaré a comer de la que te gusta”. A lo que el anfitrión respondería – Con gusto, me alegra el no volverte a tener en mi casa, te invité porque eres amigo de mi novia, pero me caes como un culo – Todo terminaría con un estrechón de manos y una sonrisa liberadora para ambas partes.

¡Uff! La vida sería como un pedo liberado después de horas de intentos de expulsión. Perdón por la escatología práctica, pero es que la verdad tiene tanto de desagradable, como de placentero. Además, fuimos nosotros, los humanos de occidente, quienes le dimos la connotación sucia a la mierda, utilizándola con cientos de eufemismos y deteriorándola con nuestro lenguaje. Tan solo si pensáramos en que algunos animales la utilizan para delimitar territorio, camuflarse o identificarse, la tendríamos en mejor concepto, pero eso es harina de otro costal.

Del autor puede leer también: Narciso y su espejo negro

Bajo una premisa de total honestidad, los días en el trabajo o en la universidad serían mucho más plácidos. Las chicas con desacuerdos se sincerarían y confesarían lo mal que se caen. – Me pareces una puta de lo peor, espero no tenerte cerca de mí y mucho menos de mi novio – A lo que la ajusticiada contestaría – Gracias por lo de puta, aunque no cobro, simplemente me gusta follar y respecto a tu novio, no te preocupes que a él ni tú te le arrimas – Pero qué convivencia más sana y enriquecedora. Seríamos capaces de aceptarnos tal y como somos; estaríamos preparándonos para los retos profesionales que se aproximan.

Llegaríamos a las oficinas empelotos, sin secretos, y listos para gritarles a nuestros jefes: “No voy a tener todo lo que quieres listo para mañana y si no te gusta, puedes meter tu cabeza orto arriba, doctor”. El jefe lo único que pensaría sería “nunca me habían mandado a meter la cabeza por el orto ¿será posible?” Luego continuaría su paso meditando, mordiendo una manzana roja y el jugo de la fruta se deslizaría por su barba sucia, llena de migas.

Qué paraíso, tendríamos entre las manos. Todos sabríamos a qué atenernos, habría dolores iniciales más no angustias prolongadas. Las parejas sabrían el momento en que se pusieran los cachos, la sexualidad no sería un tabú y la moral se encargaría de debatir otro tipo de temas. “Lo que haga con mi culo, es problema mío.”

Ni hablar de la vida política. – Colombianos, nos hemos robado la mayoría del presupuesto, pero tranquilos. Se aproxima una temporada en donde todos tendremos que comer de la misma –. Tendríamos certeza de lo que sucede… aunque – Shhh –   todos sabemos lo que pasa, pero tenemos miedo a aceptarlo. No existiría la posverdad, tan solo depresión, no todo tendría que ser lindo.

Un orgasmo en un oasis, así sería el mundo. Ligeramente caníbal, ligeramente colombiano, ligeramente incierto. Al final, qué importa, tendríamos la coraza para soportar lo que se nos viniera pierna arriba.

 

Filed Under: Revista Secciones, What if

Reader Interactions

Deja un comentario Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Primary Sidebar

  • Revista Secciones
    • Central
    • Ctrl+Alt+Supr
    • Opinión
    • Password
    • Placard
    • Plazoleta
    • Shuffle
    • TimeCode
    • Spotlight
    • What if
  • Edición Nº 50Fútbol-era/ Mayo 2018
  • El Parche Las mentes de MP
  • Actualidad
    • Noticias
    • Eventos y Concursos
    • Virales
    • Datos Cocteleros
  • Editorial
    • Crónica
    • Entrevistas
    • Ficción
    • Reportaje
  • Gráfico
  • Educación
    • Becas y Convocatorias
    • Inscripciones
    • La U
  • Blog
    • “1, 2, TIC” – Wilson Escobar
    • “Básicamente” – Camilo Márquez
    • “Cinenfermos” – André Didyme-Dôme Fuentes
    • “Temazo” – Jorge Asmar
    • “Top Mode” – Sandra Franco
    • “Intemporal”

Siguenos en:

Siguenos en Facebook Fútbol en Instagram para ti Siguenos en Twitter Siguenos en Behance

Siguenos en:

Siguenos en Facebook Fútbol en Instagram para ti Siguenos en Twitter Siguenos en Behance

Copyright © 2021 · Magazine Pro on Genesis Framework · WordPress · Log in