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Por: Mateo Echeverry
Para la mayoría de sociedades el consumo de carne humana es uno de los grandes tabús. Sin embargo, la antropofagia ha sido la respuesta de náufragos y expedicionarios desesperados, así como también de culturas o individuos que, ceremonial o compulsivamente, buscan absorber a sus enemigos o extraer algún tipo de poder. Por miles de años y en muchas partes del globo, el hombre no solo ha sido el comensal, sino también el platillo.
A pesar de ello y pese a la repulsión que produce el tema, los caníbales se han colado en la cultura popular, y el Hannibal Lecter del Silencio de los Inocentes es la que, quizás, se viene primero a la cabeza. O la figura del vampiro, el conde Drácula en su versión literaria de Bram Stoker, en su versión cinematográfica de Entrevista con el Vampiro, o en su versión perubólica del Conde Pátula. Y más recientemente no se puede olvidar en Game of Thrones, la venganza de Arya Stark horneando un pastel con los hijos de Walder Frey y dándoselo a comer antes de matarlo.
Pero frente a todas las figuras del caníbal, los zombie son los más interesantes. Y esto es algo que parece ser compartido por muchos, no en vano una serie como Walking Dead se encuentra entre las más pirateadas del 2016. Algo atrae de esa figura lenta, esa torpeza y esa hambre endemoniada. No dista mucho del sujeto enguayabado que, enfrentando el domingo, se desplaza en busca de un domicilio de cualquier proteína que le brinde la grasa para mitigar las pésimas decisiones de la noche pasada. Tanto el enguayabado, como el zombie buscan un muslito o una pechuga. Que estas sean distintas especies, los destinatarios del mordisco, ya es otro cuento aparte.
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dentro de los caníbales el zombie tiene una particularidad adicional, que se refiere a la incapacidad de medir el daño frente a las acciones. Devorar al otro sin saber el daño que hacen. No hay nada mágico o vengativo en el acto. Es la pura naturaleza cruda, salvaje y cruel materializándose. Un poco como nuestra vida, en donde el peor tipo de violencia que ejercemos sobre los demás es brutal e inconsciente. Son esos gestos de racismo escondidos, esos muertos que no nos duelen porque están lejos o esa señora que se baja de un avión porque ve un gorro que no le gusta. Los zombies son esa respuesta del cerebro reptiliano, devoran y niegan al otro por la pura inercia de la existencia.
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