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Por Jorge Asmar @mantramental
En la economía el arriendo es un método financiero que busca crecer, pero también puede ser muestra de una derrota, pues para el MAMBO es sinónimo de renacer.
Una tormenta gris, de desaire cultural, de fatiga gubernamental se apropió de las entrañas de nuestro querido MAMBO (Museo de Arte Moderno de Bogotá), un 5 de febrero se colgó un cartel de reconocimiento a la falta de atención a este templo de tradición artística. Ese cartel de: “SE ARRIENDA”, es una muestra al retroceso educativo que padece la antes llamada Atenas Sudamericana.
En la jerga de la economía arrendar significa poner un terreno para apropiación de un extraño, a veces es para avanzar y obtener mejores recursos económicos, y en otras ocasiones es reconocer que se ha perdido todo y es imposible sostener el hogar que protege nuestras cabezas.
Para Claudia Hakim, directora del MAMBO arrendar significa renacer, es una muestra que se tienen energías y pensamientos que motivan y renuevan la maquinaria.
Pero, ¿será esta la vía para el triunfo económico del MAMBO? ante tal duda decidí buscar a Daniel Castro Benítez, Director del Museo Nacional de Bogotá, quien de arranque me dice algo: “Si se hubiese usado la palabra “venta” habría marcado una enorme diferencia sobre el impacto de la misma”
Ante la conmoción de dicho letrero los ríos de verborrea mediática no se hicieron esperar, y surgieron madrazos a políticos y entes gubernamentales. Las personas del común, los bogotanos de transmilenio y ciclovía, de empanadas y chocolate, esos navegantes del centro de la ciudad y caminantes de la cultura local, se hicieron sentir para decir NO al cierre del MAMBO.
Claudia, ha sido enfática en decir “El museo no es viable –le dijo hace un año a SEMANA–. Yo podría cerrarlo en este momento, pero me la estoy jugando con mi tiempo, con mi salud, a punta de trasnochadas y de angustia por sacarlo adelante” El Ministerio de Cultura y la Alcaldía de Bogotá entregan unos recursos cada año, que en este caso no alcanzan, y el MAMBO queda debajo del punto de equilibrio, o sea que no es auto sostenible financieramente.
Este pensamiento Daniel me lo recalca “Si bien siempre será difícil tener una situación holgada por razón a que nuestras necesidades muchas veces son mayores que nuestros presupuestos, lo importante es que tanto los medios de comunicación como todos y cada uno de los agentes que intervienen en nuestra gestión ayuden a compartir la importancia y relevancia que nuestras instituciones tienen para la sociedad en la que estamos inscritos y que a través de apoyos colectivos es que podemos seguir adelante”
El letrero de SE ARRIENDA, puso en contexto la grave situación que pasan la mayoría de centros culturales en Bogotá y Daniel sabe que “Esa es una posición que por ningún motivo es deseable y no debería hacer eco y una resonancia extrema de la campaña puntual de una entidad en Bogotá como el Mambo sobre su situación financiera”.
Para el MAMBO fue darle pie a una arriesgada pero efectiva puesta artística: Yo tengo el Mambo, que se basa en membresías para acceder y disfrutar todas las colecciones y exhibiciones, tanto públicas como eventos privados y obteniendo también descuentos a sus artículos selectos.
Paralelo a esto del 9 de febrero al 11 del mismo mes se desarrolló #LaTomaDelMambo que fusionaba el espacio del museo junto prácticas del común y manifiestos de arte. Desde torneo de banquitas, hasta rituales indígenas, transmisiones de emisoras, talleres de serigrafía y árboles que nuestro querido Kike no quiso para la Reserva Thomas Van der Hammen, se apropiaron de lo que muchos consideraban un frío edificio.
Daniel es claro en que: “el ser tendencia no garantiza la solución de una situación crítica que se quiere señalar y resolver. Por lo cual, a lo que debemos contribuir todos y cada uno de los agentes involucrados en la gestión de nuestras entidades culturales, es a seguir haciendo relevantes nuestros espacios culturales como lugares de experiencia, conocimiento, interacción y convivencia pacífica”
La clave en este caso es la paciencia y la consistencia, Daniel considera que el éxito o no de la #LaTomaDelMambo es algo que se debe evaluar entre la Directora del Mambo y el equipo que la apoyó en la estrategia, para saber si se consiguió el efecto buscado y revisar de una manera muy objetiva y seria tanto a un mediano como un largo plazo si el resultado y objetivo de esa estrategia tuvo los efectos deseados
Claudia Hakim pone en juego todo por el amor al arte, a este edificio que se compone no de ladrillos y cemento, sino de tradición, conocimiento, erudición y civilización, Daniel le pone sí o sí su ficha de confianza a Claudia: “La llegada de Claudia Hakim a la Dirección ha traído un nuevo aire e impulso a la labor que había desarrollado su antecesora Gloria Zea. Siempre cualquier cambio trae renovación, nuevas perspectivas, análisis sobre lo desarrollado hasta el momento y la opción de evaluar cuál es el derrotero de la institución en un futuro inmediato y otro de más largo aliento. Y creo que eso es lo que está sucediendo con el Mambo, más allá de esta estrategia puntual”
En el caso del Museo Nacional Daniel trabaja arduamente para tener una variada oferta de planes, programas y proyectos que signifiquen experiencias para todos los ciudadanos que los visiten, siendo fiel a la misión del museo: Ser un lugar de encuentro entre los ciudadanos de Colombia y del mundo con nuestros patrimonios para reconocer, reflexionar, dialogar, celebrar sobre lo que fuimos, somos y seremos.
Esta línea de trabajo, de razón de ser se forja siendo un lugar que sea relevante, agradable, cómodo, asequible, amigable y responda a las inquietudes de todos y cada uno de los ciudadanos. Para el caso del Museo Nacional intentamos que la historia individual de cada visitante pueda dialogar con la historia de país que presentamos, dice Daniel.
Entre los muchos aprendizajes que me deja Daniel, me brinda un gran consejo final, que sirve para la reflexión de la cultura en general: “Lo importante no es buscar ser tendencia un solo día del año –aún producto de una situación de crisis–, sino que nuestra relevancia sea reconocida como algo constante, perenne y vital para todos y cada uno de los agentes sociales. Y eso no lo logramos por separado, sino aliados y con un mensaje coherente y responsable: Los museos somos muy importantes para nuestras sociedades no sólo por lo que resguardemos, sino por las interrelaciones y los vínculos que logramos crear entre todos y cada uno de los ciudadanos. La verdadera supervivencia de nuestras instituciones debe estar basada ante todo en el reconocimiento de esa relevancia y pertinencia social”
Así que por favor no dejemos en tendencia mediática la campaña del MAMBO, y tampoco esperemos a que caigan o se encuentren en derrota estas instituciones que viven por y para el conocimiento, aprovechen e inviten a todos a los museos, hace mucho dejó de ser un espacio elitista o especial para “solo algunos”
Gire por la hermosa vía de la cultura bogotana y su oferta artística, atentos al Museo Nacional que nos trae 3 nuevas salas para el segundo semestre del año y un sinfín de exposiciones temporales, que al igual que todos los entes de espacio cultural en Bogotá trabajan por alimentar nuestra querida sabiduría.
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